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humanista

En la superficie

Un árbol

Tengo amigos que se han enfadado conmigo por esto. Aunque realmente nunca ha sido un enfado de los que hay que preocuparse para mal, es una reacción que refleja cuánto me quieren. Es que yo siempre he querido ser árbol. Un arbol es un ser vivo. Puede disfrutar del sol y de la lluvia. Puede sentir el viento que le agita las ramas y las hojas. Sabe qué ocurre en el mundo, y de primera mano pues lo tiene delante. Vive las vidas de muchos, con sus sabores y sinsabores, con sus alegrías y sus penas. Pero no muere de dolor. Un estado de ánimo no perturba su estática tranquilidad. Un acontecimiento (nimio para la historia de la humanidad) no le puede hacer plantearse acabar con su vida, ni tomar otras decisiones drásticas. No tiene que protegerse del mundo y del resto de los de su especie para evitar el sufrimiento a toda costa. Puede estar; estar tranquilo, en paz; aunque quizás un árbol no viva, símplemente esté, pase la vida, sin explotarla en su esencia, que es sentir. Sentir como concepto amplio. Para bien y para mal. Para vivir.

un árbol

Sobre la adopción por lesbianas

Acabo de leer un artículo que me ha dejado completamente perpleja. Ha sido por casualidad, repasando rápidamente el correo para irme lo antes posible a hacer cosas más útiles. El artículo en cuestión trata del problema que hay hoy en día para que una pareja homosexual pueda adoptar un/a hijo/a.
He empezado a leerlo porque es un tema que de alguna manera refleja qué ha sido mi infancia. Ni mi padre ni mi madre son homosexuales, pero mi familia tampoco ha sido "normal", o quizás mejor, estadísticamente común (aunque, maldita ironía, esto ya está dejando de ser así). Resulta que se cuenta en él como "un estudio universitario (que) no ve diferencias en los niños que crecen con gays o lesbianas" no puede estar en lo cierto. Un estudio con, únicamente (únicamente según los entendidos en sesgos de población), 25 casos de niños que se han críado con padres homosexuales y no han sufrido ningún tipo de secuela física o psicológica.
No me meto en temas de fiabilidad científica, no me interesa y no entiendo, pero resulta, como menos chocante, que sea algo que no está relacionado con el amor, ni el respeto, ni la dignidad de la persona, lo que se utilice como varemo para calibrar cómo de adecuado y aconsejable es algo tan grande (en el más amplio sentido de la palabra) como criar a un hijo.
No quiero comentar mi opinión sobre cada párrafo del artículo, creo que la idea general queda clara, solo una frase más:
"Las nuevas personas que vienen al mundo tienen el derecho de que no se les prive de lo que ya ha funcionado bien durante milenios"
Buf, cuánto tema. De lo que ya ha funcionado bien durante milenios... ¿Cómo de bien? Ha funcionado bien mientras era la mujer la que no habría la boca cuando su marido se iba con otras: amantes, prostitutas, etc. Ha funcionado bien mientras María no se había convertido en una mujer maltratada y eran ellos mismos los que solucionaban sus propios problemas. Ha funcionado bien cuando los niños eras víctimas de abusos por parte de sus progenitores y nadie lo sabía y a nadie le importaba. Ha funcionado bien cuando, por ser el hijo una propiedad, podía ser objeto de intercambio. Ha funcionado bien cuando había un cabeza de familia que decía qué, cómo, dónde, cuándo y por qué sin tener que dar explicaciones a nadie. Ha funcionado bien en las "familias" poligámicas. De hecho, ha funcionado bien hasta que los asuntos de uno y su familia se han convertido en punto de opinión pública, quizás por ir en contra directamente de los principios más básicos de la persona.
Se ve, que a lo largo de la historia ha habido una buena colección de familias modelo. Evidente es que no todas has sido así, e igual de evidente es que ciertos "requisitos" no aseguran una familia modelo.
No sé cómo calificar todo lo que me sugiere esta apología a la tradición que tantos disgustos nos ha dado, pero es algo que me produce naúsea.

Sobre la adopción por lesbianas

Toda una vida

Era un hombre guapo. Objetivamente hablando. Quizás por eso consiguió a la chica guapa. También ella lo fue. Atleta convencido y comprometido. No siempre el mejor, pero lo suficiente para ser recordado (que no es poco). Vida relativamente fácil: mundo desarrollado, familia con posibilidades, pero realidad dificil; Franco. Culto, a su manera, pero sabio sobretodo. Desmesurado en todos los sentidos. Quiere mucho y aborrece mucho. De costubres tradicionales, ella cocina y limpia (en este caso también trabajaba) y él trabajaba y vive. Tradicionales. Yo, desde el punto de vista que me ha otorgado el destino, puedo calificarle de trocito de historia andante y caja de buenos consejos (al menos bienintencionados). Pero todo llega. Cuando amanece nadie piensa en cómo se sentirá en el atardecer, cuando todo empiece a ennegrecer. Incluso después de pasado el mediodía la oscuridad certera no golpea a nadie contundentemente. Pero ya se acerca. Y él lo sabe. Lo dice. Lo piensa. Sobretodo lo piensa, y lo mastica. Tiene sabor amargo, pero necesario. Todo lo que era vitalidad se va convirtiendo en mesura, enferma y triste. Lo que era fuerza, ahora es languidez, elegante, pero languidez. Ya nunca hay malas caras, todo es dulzura. ¿El dolor nos hace mejores? No, nos hace fuertes, pero cuando sobrepasa la línea, nos mata. Una vez asumido este hecho, ¿para qué discutir? Una sonrisa no siempre es sinónimo de alegría. El ocaso de la vida también puede proporcionarlas. Dedicado a mi abuelo.

Volviendo al tema

Voviendo al tema de los zapatos (gracias Rachel por inspirarme), he leído algo que me ha parecido un ejemplo muy gráfico de a qué me refería exactamente cuando hablé del tema en un post anterior.

Tomaremos como ejemplo un utensilio corriente: un par de botas de campesino.[...] Todo el mundo sabe cómo son[...] Pero ¿qué puede verse allí? Todo el mundo sabe en qué consiste un zapato. A no ser que se trate de unos zuecos o de unas zapatillas de esparto, un zapato tiene siempre una suela y un empeine de cuero unidos mediante un cosido y unos clavos. Este tipo de utensilio sirve para calzar los pies. Dependien­do del fin al que van a ser destinados, para trabajar en el campo o para bailar, variarán tanto la materia como la forma de los zapatos.

Estos datos, perfectamente correctos, no hacen sino ilustrar algo que ya sabemos. El ser-utensilio del utensilio reside en su uti­lidad. Pero ¿qué decir de ésta? ¿Capta ya la utilidad el carácter de utensilio del utensilio? Para que esto ocurra ¿acaso no tenemos que detenernos a considerar el utensilio dotado de utilidad en el momento en que está siendo usado para algo? Pues bien, las botas campesinas las lleva la labradora cuando trabaja en el campo y sólo en ese momento son precisamente lo que son. Lo son tanto más cuanto menos piensa la labradora en sus botas durante su tra­bajo, cuando ni siquiera las mira ni las siente. La labradora se sos­tiene sobre sus botas y anda con ellas. Así es como dichas botas sirven realmente para algo. Es en este proceso de utilización del utensilio cuando debemos toparnos verdaderamente con el carác­ter de utensilio.

Por el contrario, mientras sólo nos representemos un par de botas en general, mientras nos limitemos a ver en el cuadro un simple par de zapatos [...], nunca llegaremos a saber lo que es de verdad el ser-utensilio del utensilio.

En la oscura boca del gastado interior del zapato está grabada la fatiga de los pasos de la faena. En la ruda y robusta pesadez de las botas ha quedado apresada la obstinación del lento avanzar a lo largo de los extendidos y monótonos surcos del campo mientras sopla un viento helado. En el cuero está estampada la humedad y el barro del suelo. Bajo las suelas se despliega toda la soledad del camino del campo cuando cae la tarde. En el zapato tiembla la ca­llada llamada de la tierra, su silencioso regalo del trigo maduro, su enigmática renuncia de sí misma en el yermo barbecho del campo invernal. A través de este utensilio pasa todo el callado temor por tener seguro el pan, toda la silenciosa alegría por haber vuelto a vencer la miseria, toda la angustia ante el nacimiento próximo y el escalofrío ante la amenaza de la muerte. Este utensilio pertenece a la tierra y su refugio es el mundo de la labradora. El utensilio puede llegar a reposar en sí mismo gracias a este modo de pertenencia salvaguardada en su refugio.

Heidegger

¿simplemente botas?


Vincent Van Gogh

Zapatos

Me he sentido inspirada al leer un blog que trata de la moda (concretamente la universitaria) (y de esta, la de la Universidad de Navarra). Resulta que, casualmente, este fin de semana he podido "disfrutar" de uno de esos momentos que se viven en familia: la crítica al modus viscendi de la joven de la casa.
El sabado fueron (muchas felicidades) las becas de la gente de filosofía y letras (entre ellos los infravalorados humanistas) y tuve la oportunidad de acudir a la fiesta . Resulta que el escaner que se te hace justo antes de salir de casa da información suficiente (al menos a los presentes en el momento) para hacer una tesis doctoral sobre temas como: la relación con tus amigos, tu estado de ánimo, hasta que punto tienes intención de "triunfar" esa noche, si te sientes bien contigo misma, etc. El sábado por la noche, cuando me iba a la fiesta, mi abuela hizo el primer comentario: "No me gusta el calzado que llevas". Lo siento abuela, a mi sí. A partir de ese inocente (ya) comentario, empezaron a llover opiniones con un aura de dogmatismo que hizo que me ofendiera. No tengo nada en contra de la gente que lleva zapatos (estaría bueno) pero a mi no me gustan. Nada de nada. No me veo bien, no voy cómoda. ¿Para que me los voy a comprar entonces? Yo soy feliz con mis deportivas azules y para ocasiones especiales me pongo las Martens negras, que son neutras, van bien con todo, y ya está.
Este post es una queja contra la gente que cree que todo es tan cuadriculado que ya no se pueden tomar decisiones nuevas y diferentes sin que el resultado sea el adecuado. El mundo parece que está loco.

como por ejemplo...