Zapatos
Me he sentido inspirada al leer un blog que trata de la moda (concretamente la universitaria) (y de esta, la de la Universidad de Navarra). Resulta que, casualmente, este fin de semana he podido "disfrutar" de uno de esos momentos que se viven en familia: la crítica al modus viscendi de la joven de la casa.
El sabado fueron (muchas felicidades) las becas de la gente de filosofía y letras (entre ellos los infravalorados humanistas) y tuve la oportunidad de acudir a la fiesta . Resulta que el escaner que se te hace justo antes de salir de casa da información suficiente (al menos a los presentes en el momento) para hacer una tesis doctoral sobre temas como: la relación con tus amigos, tu estado de ánimo, hasta que punto tienes intención de "triunfar" esa noche, si te sientes bien contigo misma, etc. El sábado por la noche, cuando me iba a la fiesta, mi abuela hizo el primer comentario: "No me gusta el calzado que llevas". Lo siento abuela, a mi sí. A partir de ese inocente (ya) comentario, empezaron a llover opiniones con un aura de dogmatismo que hizo que me ofendiera. No tengo nada en contra de la gente que lleva zapatos (estaría bueno) pero a mi no me gustan. Nada de nada. No me veo bien, no voy cómoda. ¿Para que me los voy a comprar entonces? Yo soy feliz con mis deportivas azules y para ocasiones especiales me pongo las Martens negras, que son neutras, van bien con todo, y ya está.
Este post es una queja contra la gente que cree que todo es tan cuadriculado que ya no se pueden tomar decisiones nuevas y diferentes sin que el resultado sea el adecuado. El mundo parece que está loco.
El sabado fueron (muchas felicidades) las becas de la gente de filosofía y letras (entre ellos los infravalorados humanistas) y tuve la oportunidad de acudir a la fiesta . Resulta que el escaner que se te hace justo antes de salir de casa da información suficiente (al menos a los presentes en el momento) para hacer una tesis doctoral sobre temas como: la relación con tus amigos, tu estado de ánimo, hasta que punto tienes intención de "triunfar" esa noche, si te sientes bien contigo misma, etc. El sábado por la noche, cuando me iba a la fiesta, mi abuela hizo el primer comentario: "No me gusta el calzado que llevas". Lo siento abuela, a mi sí. A partir de ese inocente (ya) comentario, empezaron a llover opiniones con un aura de dogmatismo que hizo que me ofendiera. No tengo nada en contra de la gente que lleva zapatos (estaría bueno) pero a mi no me gustan. Nada de nada. No me veo bien, no voy cómoda. ¿Para que me los voy a comprar entonces? Yo soy feliz con mis deportivas azules y para ocasiones especiales me pongo las Martens negras, que son neutras, van bien con todo, y ya está.
Este post es una queja contra la gente que cree que todo es tan cuadriculado que ya no se pueden tomar decisiones nuevas y diferentes sin que el resultado sea el adecuado. El mundo parece que está loco.
5 comentarios
humanista -
Miri -
budoson -
Natalia -
la que observa -